Todo estalló en el US Open que culminó hace más de una semana. La lluvia y la postergación de partidos que hizo que Rafael Nadal y Andy Murray, dos de los grandes animadores del circuito, tuvieran que disputar tres partidos seguidos fue la gota que rebalsó el vaso. Cansados, los jugadores más importantes analizan tensar la cuerda y convocar a una huelga si la ATP no avanza con sus principales pedidos: modificar el calendario y aumentar el tiempo de vacaciones.
Murray, número 4 del mundo, fue uno de los afectados en Flushing Meadows por haber tenido que jugar tres partidos en tres días seguidos. El escocés es uno de los impulsores de la medida. En caso de que las negociaciones no avancen o que todo quede en promesas, Murray –al igual que lo manifestaron Nadal, David Ferrer y Andy Roddick- advirtió que no les va a temblar el pulso si tienen que ir a una huelga.
Actualmente, los tenistas top enfrentan extenuantes temporadas en las que se incluyen los Grand Slam (Australia, Roland Garros, Wimbledon y el US Open), los nueve Masters 1000 (más la Copa Masters para los mejores ocho del año), los ATP de menor puntaje y las series de Copa Davis. A esto se agregan exhibiciones y compromisos que afrontan por acuerdos comerciales y contratos de auspiciantes.
Un ejemplo de esto fue lo visto el fin de semana pasado en Belgrado, en la serie semifinal que jugaron el local Serbia y la Argentina. La principal figura de los europeos, Novak Djokovic, llegó a su país tras quedarse con el título en el US Open. Había levantado la copa el lunes por la noche, siguió en Manhattan el martes con toda una serie de actividades de protocolo post-torneo y voló hacia Serbia, adonde llegó cerca de la madrugada del jueves. No jugó el viernes ni el sábado y, prácticamente sin entrenar, tuvo que enfrentar a Juan Martín del Potro el domingo en un partido que terminó rendido y entre sollozos como un niño ante su gente.
“No nos da miedo tomar esa medida (paro), es un pedido justo”
Andy Murray / Tenista
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