Rafael Nadal puso a España en la final de la Copa Davis el domingo tras demoler 6-0, 6-2, 6-4 a Jo-Wilfried Tsonga, dándole a los ibéricos una ventaja irremontable de 3-1 frente a Francia en su serie de semifinales.
Nadal se quejó de fatiga al comenzar la serie, pero en el partido no mostró síntomas de ella ante el francés _décimo en el ránking mundial_ sobre la cancha de arcilla de la plaza de toros de Córdoba, por lo que ahora los anfitriones tienen una oportunidad de quedarse con su tercer título en cuatro años.
Tsonga reemplazó a Gilles Simon para el encuentro de sencillos invertidos después de una impresionante victoria en dobles, pero se vio frustrado por 50 errores no forzados, especialmente en golpes de revés. Francia sólo ganó 16 games en tres partidos de sencillos.
Ahora España recibirá a Argentina o jugará en Serbia en la final, a disputarse del 2 al 4 de diciembre. Argentina va ganando 2-1 antes de los sencillos invertidos del domingo.
El errático juego de Tsonga frente a un tenista que ha ganado 32 títulos sobre tierra batida dejó pocas dudas de cuál sería el resultado del partido de dos horas y 17 minutos, el cual se definió con un servicio de Nadal que el francés devolvió con una pelota fuera de la cancha.
Nadal, que nunca enfrentó un break point, tiene ahora foja de 14-0 sobre arcilla y de 18 victorias y una derrota en sencillos de la Copa Davis, descalabro que sufrió en su debut en este torneo en el 2004. El seis veces campeón del Abierto de Francia ha sido integrante de tres de los cuatro equipos españoles que han ganado títulos en la Davis y ahora lo conduce a su sexta final desde el 2000 y octava en total.
El español se ha quejado de que el amplio número de torneos en el calendario le está quitando energía, pero de todas formas se recuperó de su derrota el lunes en la final del U.S. Open ante Novak Djokovic en Nueva York para aplastar a Richard Gasquet el viernes.
Y el domingo se le vio lleno de fuerza, al disputar todas las voleas de Tsonga salvo las muchas que cayeron fuera de la cancha. Se apuntó casi el doble de puntos que su rival, al tiempo que sólo cometió ocho errores no forzados.
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