El español Rafael Nadal se estrenó con firmeza sobre la tierra azul del Masters 1000 de Madrid y despachó en ochenta minutos su enfrentamiento ante el ruso Nikolay Davydenko, por 6-2, 6-2, para alcanzar los octavos de final.
Firme en tierra, el número dos del mundo, finalista en las tres últimas ediciones, que le reportaron el segundo de los títulos logrados en Madrid -el anterior fue en el 2005, en pista dura-, rentabilizó la inestabilidad de su adversario, lejos del jugador correoso que llegó al tercer puesto del circuito y que ha llegado a ganar al balear en seis de los diez enfrentamientos que han dirimido. Incluidos los cuatro últimos.
Nadal logró ante el ruso su undécima victoria seguida sobre arcilla. Sin ceder un set. Rompió el español el saque del ruso en el tercer juego y ya transitó por la manga con el viento a favor. En poco más de media hora se apuntó el parcial.
No mejoró Davydenko en la continuación, donde volvió a ceder su saque a las primeras de cambio. Más pendiente del ambiente y de encontrar una justificación en el piso, el ruso nunca encontró estabilidad en su juego. No estuvo en el partido.
Nadal o dio ocasión alguna de que su adversario le rompiera el servicio. Además, estuvo firme con el saque. Seis directos y un 80 por ciento de puntos logrados con el primer saque, a los que sumó 19 tiros ganadores. Y solo doce errores no forzados. Y ningún resbalón.
La puesta en escena del español alentó sus perspectivas en el torneo. Ahora le espera el ganador del choque entre el español Fernando Verdasco y el colombiano Alejandro Falla.
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