La estadounidense Serena Williams tiene claro que a pesar de sus 31 años, todavía le motiva el tenis lo suficiente como para no importarle abrir la jornada temprano en la pista Manolo Santana, donde hoy resolvió su primer encuentro ante la rusa Elena Vesnina (6-3 y 6-1) y soñar que es una estrella de rock.
"Siempre he odiado los partidos a las once de la mañana, pero está bien, el caso es que lo suelo hacer bien, y no entiendo por qué no me gusta", dijo la menor de las hermanas Williams, novena cabeza de serie en el torneo de Madrid.
Al finalizar su partido, la organización del torneo puso en la megafonía una canción de Bryan Adams, uno de los favoritos de Serena, y la jugadora se sorprendió hasta tal punto que sintió el deseo de tomar un micrófono y ponerse a cantar.
"Esa es la primera canción que elijo siempre en los karaokes", comentó Serena, "Bryan Adams, me encanta, estaba en la pista diciendo, oh dios mío, es mi canción del karaoke, dadme un micrófono", comentó "lo echo de menos".
En su primer torneo en tierra batida en Europa tras ganar en Charleston (EE.UU.) en abril, Serena señaló que solo quiere adaptarse cuanto antes.
"No me importa contra quién juegue, es mi primer torneo en Europa, solo quiero mantenerme en forma y seguir, y hacerlo bien. Sigo siendo bastante competitiva y si salgo y pierdo se que todavía puedo mejorar", añadió.
"La verdad me encanta jugar al tenis, salir fuera, ver las pistas y la gente que viene a vernos. Sentir esta sensación es algo que solo podría hacerlo si fuera una estrella de rock, pero no tengo esa voz, ni ese talento, y que me comparen así es el mejor piropo que me pueden hacer", dijo.
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