El serbio Novak Djokovic encontró consuelo en su familia, tras su derrota ante el estadounidense Sam Querrey en la tercera ronda de Wimbledon, por 7-6 (6), 6-1, 3-6 y 7-6 (5), y abandonó el All England Club con la seguridad de volver el próximo año más fuerte aún. “Afortunadamente tengo mi familia y una vida fuera del tenis. Y un montón de cosas de las que ocuparme”, dijo “Nole” que salió rápidamente de la conferencia de prensa para unirse a su esposa Jelena y su hijo Stefan, para olvidarse cuanto antes de la derrota más prematura que ha encajado en un Grand Slam en ocho años. El contraste, la alegría de Querrey, un californiano de San Francisco, de 28 años, 41 del mundo, que ocupará el puesto de “Nole” en los octavos de final, igualando su mejor resultado en un grande (Wimbledon 2010 y en las ediciones 2008 y 2010 del Abierto de EE.UU.), convirtiéndose en el primer estadounidense en ganar a un número uno desde que Andre Agassi lo hizo ante el australiano Lleyton Hewitt en las semifinales de Flushing Meadows en 2002.
Querrey se medirá en octavos con el francés de 34 años Nicolas Mahut, que derrotó a su compatriota Pierre Hugues Herbert por 7-6 (5), 6-4 3-6 y 6-3 en dos horas y 19 minutos. Djokovic lo tenía difícil, tras ser suspendido el encuentro este viernes, por la lluvia, cuando el cañonero americano había ganado los dos primeros sets. En la reanudación, ayer, hubo tres parones de nuevo. El primero cuando el serbio se lanzó en tromba y se puso con 4-0 en el tercero, luego ya habiéndose hecho con esta manga y dominando por 6-3 y 1-1. El último, con 6-5 en el cuarto. Querrey desperdició cinco bolas de rotura en ese último parcial. Los nervios y las ganas de ganar rápido le traicionaron, pero luego supo templarlos en el juego corto para consumar su gran victoria.
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