Los caprichos del tenis habían eliminado las opciones para que Roger Federer y Andy Murray se citaran en una final. Hasta ayer, cuando Dubái acogió el decimoquinto enfrentamiento entre ambos, después de que en semifinales el suizo derrotara a Juan Martín del Potro por 7-6 y 7-6, y que el escocés hiciera lo propio con el todopoderoso Novak Djokovic (6-2 y 7-5). Y ambos demostraron en la final lo que durante la semana les había llevado hasta allí: seguridad al saque y confianza en el fondo de la pista.
Así discurrió el primer set, con Murray obligando a Federer a sudar sus saques, alejado de ello el suizo durante todo el torneo en el que no sufrió opciones de rotura. No obstante, el suizo aceptó el reto y la primera manga presagiaba un igualado tie break. Disfrutaron ambos de opciones para romper el saque rival, pero fue el suizo quien apretó los dientes y Murray los destensó, en la enésima situación comprometida en la que la cabeza parece gritarle: «No vas a ganar», y el brazo se le encoge hasta que sucede. El punto de inflexión llegó en el clave undécimo juego con empate a 5. Uno de esos momentos en los que la moral de uno se eleva y la del otro se hunde. Fue el suizo quien la elevó tanto, que cerró la primera manga por 7-5 y unos minutos más tarde ya iba 3-1 a favor.
El orgullo del escocés se alió con la relajación del suizo para revertir lo que a todas luces parecía sentenciado, pero el miedo, irónico, le atenazó cuando el marcador le decía que ganaba 4-3. Federer contribuyó a fomentar sus dudas. Serio y tajante, el suizo administró bien su fuerza y oscureció la remontada, que se quedó en nada con los tres juegos consecutivos con los que cerró la segunda manga para firmar el 6-4 final.
Un título más
Murray es de los pocos jugadores que mantienen un balance positivo en los enfrentamientos con el suizo (8-7), pero ayer no pudo aumentar la diferencia. Tras una hora y media de partido, Federer levantó el puño en señal de victoria. Lo ha hecho hasta en 72 ocasiones en toda su carrera. Lo ha hecho dos veces en lo que va de año, pues ya conquistó Rotterdam hace dos semanas. Lo ha hecho cinco veces sobre la pista rápida de Dubái. Indian Wells es su objetivo para el número 73.
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