Tuvo que sufrir más de lo esperado ante un rival que aparecía como víctima propiciatoria, pero el británico Andy Murray confirmó los pronósticos ante el estadounidense John Isner para llevarse el Masters 1.000 de París-Bercy y estrenar de la mejor forma el número uno de la ATP.
En 2 horas y 16 minutos, Murray se impuso a Isner por 6-3, 6-7 (4) y 6-4, en un partido que calificó como “increíblemente duro” nada más terminar.
El estadounidense jugó nervioso, sin la púrpura que supuestamente viste a todo un número uno. Ya le había sucedido en cuartos ante el checo Thomas Berdych y volvió a ocurrirle hoy contra Isner, quien ha jugado buenos partidos en este torneo de Bercy pero que se encuentra a años luz de la calidad de su rival en la final.
Por momentos reapareció el Murray más protestón y ofuscado, gritando y enfadándose consigo (y con su raqueta) cada vez que cometía un error no forzado ante la presión de la muralla estadounidense en la red.
En el primer set, pese a jugar con un reducido porcentaje de primeros servicios (64%), Murray tiró de galones y aprovechó el resquicio que le abrió Isner en la única bola de rotura que este concedió con su saque (80% de primeros). Todo cambió en el segundo. Isner mostró una cara más combativa y consiguió mantener mejor los intercambios desde el fondo de la pista, lo que llevó a Murray a cometer varios errores no forzados.
“Ha sido muy duro. Hoy John (Isner) sirvió muy bien, y no tuve muchas oportunidades para romperle. Ha sido un partido increíblemente duro”, comentó Murray a pie de pista.
El rey del circuito destacó que Bercy “ha sido una buena preparación” para su próximo gran reto, las ATP Finals (Masters) en Londres, donde deberá defender su número uno. Por su lado, Isner confesó sentirse “un poco decepcionado”, porque aunque lo intentó por todos los medios “me faltó un poco”. “Es el número uno”, recordó el estadounidense, que considera que el escocés “se lo merece”.
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