El británico Andy Murray expresó ayer que el título logrado en el Abierto de Estados Unidos ha significado para él un tremendo descanso y espera que le sirva para sentirse más cerca del número uno del mundo, una posición que consideraría una recompensa.
Murray, de 25 años, iniciará hoy la defensa del título en Shanghái al enfrentarse al alemán Florian Mayer. A diferencia del pasado año, cuando triunfó en Tokio, llega a la capital económica de China derrotado en las semifinales del torneo nipón por el canadiense Milos Raonic, pero con gran confianza.
"Quedan unos pocos torneos de aquí a final de año, y me gustaría hacerlo bien. Siempre disfruto jugando aquí. Intentaré hacerlo lo mejor que pueda hasta el final de la temporada", dijo Murray.
"Si lo consigo hay una posibilidad de lograr ser número uno el próximo año. Creo que lograrlo es más una recompensa por jugar bien durante toda la temporada y en cada torneo en el que participas", puntualizó.
Pero Murray expresó que ser número uno del mundo no es algo en lo que piensa a diario. "Hay que estar concentrado más en el proceso, que realmente en ser el número uno. El próximo Abierto de Australia es motivo para centrarse porque no está muy lejos, pero es un objetivo global", dijo.
Después de romper la racha de un país que ha estado 76 años esperando un campeón de Grand Slam, Murray insistió en que el triunfo en Flushing Meadows no le ha cambiado. "No me hace ser diferente.
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