En esas ondulaciones de su carrera, entre triunfos épicos y contrariedades físicas, a Rafael Nadal, de 26 años, hoy le toca estar en la parte baja de la curva. Otra lesión movió la aguja hacia el lado de la inquietud y cubrió con un toque de misterio la actualidad del tenista español, que anunció que no jugará el US Open. Fue su tío y entrenador, Toni, el que habló de plazos prudenciales en su recuperación y el que dio algunas certezas en medio del hermetismo sobre la tendinitis que aqueja a su sobrino.
Aquel 2009 vuelve. Esta deserción del US Open llevó la mente inmediatamente a 2009, acaso la peor temporada en cuanto a las lesiones. Nadal, que ostenta 11 títulos de Grand Slam, con fuertes dolores como consecuencia de una tendinitis, perdió ese año en Roland Garros y, directamente, no participó en Wimbledon. La recuperación le llevó cerca de dos meses y medio, pero en el Abierto de Estados Unidos sufrió una microrrotura de fibras en los abdominales. Tanto le costó que hasta hubo versiones de un prematuro retiro.
Nadal afronta uno de sus rivales más duros, esas rodillas que siempre le trajeron problemas, pero que en los últimos años lo acercan a la idea de un joven retiro.
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