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domingo, 22 de julio de 2012

Mónaco, más agresivo, festejó en Hamburgo y es por primera vez Nº 10 del mundo

Es su momento soñado. Sin ninguna duda. Con la madurez que le aportan sus 28 años, Juan Mónaco goza como nunca antes en su vida tenística. Más agresivo en su juego y más fuerte mental y físicamente, el argentino se dio el gran gusto de conseguir su tercer título de 2012 y el más importante de los seis de su carrera. La frutilla del postre de su coronación en la arcilla de Hamburgo fue meterse por primera vez como top-ten del ránking mundial de la ATP.

Por eso, se trata del instante sublime del argentino. Es su sueño hecho realidad. Su victoria en la final en dos sets sobre el alemán Tommy Haas, ex Nº 2 del planeta, con el público en contra, fue producto de su crecimiento integral y de ser más punzante con sus golpes y de atacar más y mejor. Así, se dio el placer de obtener su torneo más valioso, ya que Hamburgo es un certamen de categoría ATP 500.

Con este histórico salto de calidad, impensado para muchos, Mónaco es desde este lunes el jugador Nº 10 del mundo. Así, Argentina vuelve a tener a dos top-ten al mismo tiempo, ya que el también tandilense Juan Martín del Potro figura 9º. Esto no ocurría desde febrero de 2009, cuando a mediados de ese mes, Del Potro era el 7º del listado y David Nalbandian se ubicaba 10º. Por eso, el plus que le otorga este título a Mónaco, llegando a su "Pico", como precisamente se lo conoce en el ambiente tenístico.

De esta manera, es el 11º varón argentino que se ubica entre los 10 primeros del mundo, siguiendo los pasos de Guillermo Vilas, José Luis Clerc, Martín Jaite, Alberto Mancini, Guillermo Coria, Gastón Gaudio, Guillermo Cañas, Mariano Puerta y los mencionados Nalbandian y Del Potro. Por eso las lágrimas y la tremenda emoción de Mónaco ni bien definió el partido.

"Estoy emocionado, lloré. Es que estoy muy feliz, viviendo el mejor momento de mi carrera. Me voy a acordar toda la vida de este torneo y este momento. Esto es para mi familia, mis amigos y todo el equipo que trabaja conmigo", fueron sus palabras más sentidas, que grafican el presente de Mónaco, con un rostro pleno de alegría, con una sonrisa tan amplia como muy pocas veces había mostrado en su recorrido en el circuito.

Con el título de Hamburgo bajo el brazo, "Pico" avanzó cuatro posiciones al pasar del 14º al 10º puesto de la ATP. El tandilense se abrió paso con su victoria en semi sobre Nicolás Almagro (figuraba 10º y era el máximo favorito). Así, el español cedió puntos, ya que había sido finalista en Hamburgo en 2011. En tanto, el gigante estadounidense John Isner (11º) cayó en semi de Atlanta, donde había jugado la final el año pasado, por lo que también perdió unidades.

En este campeonato alemán sobre canchas lentas, las preferidas de Mónaco, el campeón era el tercer cabeza de serie. Venía de llegar a la final de Stuttgart, también en Alemania y sobre polvo de ladrillo, donde cayó ante el serbio Janko Tipsarevic (8º), y esta vez tuvo su revancha personal al derrotar al invitado local Haas (49º), de 34 años, verdugo del genial suizo Roger Federer, el renovado rey, en la final de Halle del mes pasado, en territorio germano y en césped.

Así, Mónaco se puso 4-1 en sus enfrentamientos con el talentoso alemán y completó un doblete sudamericano para destacar, ya que el brasileño Thomaz Bellucci ganó el torneo de Gstaad, en Suiza, también en cancha lenta. El zurdo residente en San Pablo se impuso en la definición a Tipsarevic en tres parciales para lograr su tercer título en singles y el primero en dos años y medio. Por eso, se trató de un domingo especial, que el tenis masculino de América Latina extrañaba bastante.

Ahora Mónaco está 6-9 en finales individuales del circuito mayor de la ATP. Todos sus títulos los consiguió en canchas de arcilla y ocho de las definiciones perdidas fueron en la misma superficie, mientras que la otra la jugó en cemento. Su primera copa la levantó nada menos que en Buenos Aires, en 2007, año en el que amplió su palmarés en Poertschach y en Kitzbühel. En 2012 festejó en Viña del Mar, luego lo hizo en Houston y ahora se dio el gusto de celebrar en Hamburgo.

Por eso, Mónaco disfruta de su momento más esperado. Este ya es el año en el que más finales disputó en su carrera: cuatro. A los tres éxitos mencionados se le suma la derrota del domingo anterior, en Stuttgart. En 2007 ganó las tres finales mencionadas, en 2009 perdió las tres que jugó y en 2012 ganó tres y perdió una... y va por más. Y sí, con la mentalidad más ganadora que nunca y con un juego más agresivo, sus sueños crecen.

Quizás hay que recordar, de su triunfo sobre Haas, dos imágenes elocuentes y rotundas de los avances en el tenis de Mónaco: definió el primer set con una suave volea de drive y liquidó el partido con un toque alto, también de derecha, pegado a la red. Lejos de aquella versión que solía mostrar el argentino, de pasar pelotas y tener solidez desde el fondo de la cancha, pero siendo varias veces pasivo, ratificó en Hamburgo que los progresos de esta temporada le están dando sus frutos.

Dirigido por Gustavo Marcaccio, un compatriota de escasa repercusión en su paso como jugador profesional, Mónaco está dejando en claro que, para dar este esperado salto de calidad, debía arriesgar más, forzar a sus adversarios y buscar ponerle el moño a muchos puntos dominados en la zona de definición, adelante, sin dudar y con convicción. Eso, convicción, era lo que le faltaba para crecer en todo sentido. Y vaya si lo está concretando.

Su entrenador destaca el fortalecimiento físico y la resistencia de Mónaco, de quien afirma tiene muchísimas ganas de progresar. Le está sacando más rédito a su saque y a su devolución y agrediendo desde la base, no entrando en simples intercambios y con tanto top-spin, sino tomando la iniciativa, con mejores tiros de aproximación y de definición. El era consciente de lo que necesitaba para abrirse paso en la elite mundial y ahora se va ganando un mayor respeto por parte de sus colegas.

Como ejemplo de su evolución, este año Mónaco tiene marca de 3-4 contra los top-ten. Su récord es de 31 victorias y 10 derrotas. Precisamente, cuatro caídas las sufrió ante rivales ubicados como top-10 y dos fueron ante Novak Djokovic, el anterior líder, ya que el serbio lo superó en semis de Miami y en octavos de Roma. Después, padeció otro durísimo golpe ante su amigo y rival en la Play-Station, el español Rafael Nadal, quien era 2º cuando lo barrió en los octavos de Roland Garros.

Mónaco, quien nunca pudo superar los octavos en los Grand Slam, se recuperó rápido tras abandonar en su debut en Monte-Carlo por sufrir un esguince en el tobillo izquierdo al caerse en pleno partido. Estuvo un mes afuera del circuito y retornó en Roma. Aquella lesión no fue grave, como se pensó en un principio, y le permitió retomar la senda exitosa en este 2012, su mejor año, en el que se está codeando con los nombres más rutilantes.

Este título y, sobre todo, el hecho de ser top-ten, le otorgan a Mónaco una gran confianza para los Juegos Olímpicos de Londres, aunque se sabe que el césped de Wimbledon, el escenario de la gran cita mundial, no es su piso aliado. Así y todo, viene de llegar por primera vez a la tercera rueda en La Catedral. Luego se vienen dos Masters 1000 en cemento y el tradicional US Open y la ansiada semifinal de la Copa Davis ante República Checa, en casa y sobre arcilla. A seguir disfrutando, entonces.

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