Roger Federer jugó a su antojo, venció al alemán Jan-Lennard Struff, por 6-3, 7-5 y 6-2, se clasificó ayer para los octavos de final de Wimbledon sin ceder un set, a la vez que batió el récord del estadounidense Jimmy Connors de partidos ganados sobre hierba, ahora para el fenómeno suizo con 175.
El tenista de Basilea, de 36 años, ya era el tenista con más victorias sobre pistas rápidas, con 725 y por delante de Andre Agassi (612) y Connors (525). También tiene el récord de más triunfos en canchas al aire libre (882), escoltado por Rafael Nadal (827). Y como si fuera poco, ya es el tenista más efectivo sobre césped, con un porcentaje ganador del 87.4% que supera el 85.8% de John McEnroe.
La victoria ante Struff trajo consigo otra marca personal. Lleva ya Federer 29 sets ganados consecutivamente en Wimbledon. Su récord sigue siendo de 34, conseguido entre la tercera ronda de 2005 y la final en 2006. Para romper su techo, necesitaría dos victorias más sin perder sets y ganar la primera manga en cuartos.
Struff, que había llegado a esta instancia ganando dos partidos consecutivos con dos sets abajo, y que fue capaz de aguantar los 60 saques directos del croata Ivo Karlovic en segunda ronda, fue un muñeco en las manos de Federer, jaleado al unísono por los espectadores de la central, entre ellos su exentrenador el sueco Stefan Edberg, presente en su palco.
Federer ganó a Struff, en una hora y 34 minutos, el mismo día en el que se cumplen diez años cuando cayó en la final de aquella edición ante el español Rafael Nadal. Un partido histórico, la mejor final de todos los tiempos para muchos, ganada por el de Manacor en cuatro horas y 48 minutos, cuando el rey de la tierra doblegó al rey de la hierba.
El suizo se enfrentará en octavos con el francés Adrian Mannarino que derrotó al ruso Daniil Medvedev 6-4, 6-3, 4-6, 5-7 y 6-3 en tres horas y 12 minutos.
El suizo lleva ya 94 partidos ganados en Wimbledon, con solo 11 derrotas en 20 participaciones. Su nueva marca en hierba es de 175-25. Con la tercera victoria ante Struff, segunda este año después de la del Abierto de Australia, sigue enamorando próximo a cumplir 37 años en agosto a un público devoto que acude a la Catedral del tenis para ver sus milagros con la raqueta. EFE
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