"El hecho de que mi nombre se escriba en los libros de historia de este deporte que tanto me ha dado a mí y a otras personas, es un privilegio", dijo el balcánico, que se impuso en Key Biscayne sin perder sets, alcanzó 714 victorias en el tour y en lo que va del año ya ganó, además de Miami, el ATP de Doha, el Abierto de Australia e Indian Wells. "Djokovic está jugando el mejor tenis. Es difícil encontrarle debilidades", se resignó Nishikori, entrenado por el argentino Dante Bottini. El asiático fue una de las pocas raquetas top que lograron perdurar en el certamen de superficie dura y púrpura que fue perdiendo a los mejores, a Murray (perdió con Grigor Dimitrov en la tercera rueda), a Federer (por un virus estomacal no se presentó a su debut ante Juan Martín del Potro), a Nadal (víctima de un golpe de calor, se retiró cuando perdía con Damir Dzumhur, en la segunda rueda) y a Stan Wawrinka (cayó en la segunda rueda con Andrey Kuznetsov). Djokovic, pese a algunos dolores de espalda y a cierta fatiga corporal, continuó de pie. Siempre de pie.
El jugador nacido en Belgrado no deja de crecer y asombrar. En algún momento parecía una tontería pensar que podría amenazar los récords y los números de los más grandes, pero esos mismos grandes son los que ahora sacan cuentas, incómodos, porque saben que Nole los puede dejar en el camino. Desde 2011, su primera temporada de ensueño, en la que alcanzó la cima del ranking y logró diez títulos, Djokovic ganó 23 trofeos de Masters 1000; 23, una locura. En ese mismo período, los otros fantásticos ganaron muchísimo menos: Nadal, nueve; Federer, siete; y Murray, cinco.
"Creo que es muy interesante cada paso que da. Es cada vez más impresionante. Está escribiendo la historia. Es bueno, muy bueno", dijo Federer sobre el número 1, antes de abandonar el sur de los Estados Unidos. El suizo sigue siendo el líder en títulos de Grand Slam, con 17; Nole, con 11, todavía parece lejos, pero no tanto. Además de ostentar frescura en su juego, mente de hierro y un estado atlético fenomenal que le permiten proyectarse en el tiempo, todavía no surgieron raquetas capaces, en lo inmediato, de pelear por su trono.
Como no tiene límites, seguramente desde hoy empezará a pensar cómo hacer para ganar Roland Garros, quizá la mayor de sus cuentas pendientes. Después evaluará arrasar sobre césped y más tarde en los Juegos Olímpicos de Río. Es que Djokovic es insaciable y está cambiando las reglas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario