Nico contó que al llegar al estadio comprobó que sus zapatillas, “con las que había conseguido muchas alegrías”, habían desaparecido, aunque no las raquetas que dejó en la taquilla. Mandó a su entrenador por otras, que le resultaron pequeñas, y finalmente encontraron unas a su medida, que le dieron resultado.
“No sé quién puede haber sido, porque además llevan mi nombre y estaban usadas”, relató Almagro.
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